
A diez años del asesinato de Andrea Castana en el Cerro de la Cruz, en Villa Carlos Paz, su madre, Alicia Villafañe, recuerda a su hija con amor y fortaleza. En una mañana fresca de domingo, Alicia reflexiona sobre la tragedia que marcó su vida para siempre.
Alicia estaba de vacaciones en la costa argentina cuando recibió la noticia de la desaparición de Andrea. La joven había dejado a sus dos hijos en el colegio y subido al Cerro de la Cruz, un popular sitio turístico y religioso. Fue atacada durante el descenso, entre las estaciones 8 y 9 del Vía Crucis, en una zona apartada del sendero principal. Su cuerpo fue encontrado dos días después.
El impacto de la noticia fue devastador para Alicia, quien recuerda la incredulidad y el shock del momento. Sin embargo, en medio del dolor, encontró la fuerza para seguir adelante en sus nietos, los hijos de Andrea. "De toda la vida de ella, de todas las cosas que viví con ella, me quedaban esos dos nenes divinos", afirma.
Alicia decidió enfocar su energía en criar a sus nietos, rodeada del apoyo de familiares, amigos y una comunidad conmovida por la tragedia. Se mantuvo activa, volviendo al trabajo y encontrando consuelo en la compañía de sus seres queridos.
La fe en la justicia
La causa por el crimen de Andrea Castana tuvo un nuevo impulso hace dos años, gracias al cotejo de ADN encontrado en su cuerpo con el de una víctima de violación que sobrevivió a un ataque en el mismo lugar en 2004. La coincidencia del ADN permitió enviar una muestra al FBI para utilizar tecnología de genealogía forense y así identificar al asesino.
Alicia expresa su renovada esperanza en que se pueda finalmente encontrar al culpable. "Tengo más fe en que se puede llegar a saber cuál es el nombre de ese famoso ADN; algo que hace 10 años que estamos esperando", declara. Critica la falta de atención inicial a otros casos de violación en el mismo lugar, información que podría haber sido crucial en la investigación.
El presente y el legado de Andrea
Alicia se dedica a mantener vivo el recuerdo de Andrea en sus nietos, compartiendo anécdotas y vivencias para que la recuerden con cariño. Valora el apoyo incondicional de la comunidad y las amigas de Andrea, quienes han contribuido a mantener viva su memoria a través de marchas y homenajes.
Recuerda a su hija como una persona bondadosa y solidaria, siempre dispuesta a ayudar a los demás. Observa un picaflor en el cielo y sonríe, como si fuera una señal de la presencia de Andrea.
Sin rencor, con esperanza
Alicia afirma no sentir rencor hacia el asesino de su hija, pero desea que algún día se haga justicia. Confía en que la investigación finalmente dará resultados y este año será el último sin conocer la identidad del culpable. Mantiene la esperanza y la fe en que la verdad saldrá a la luz.