El tribunal consideró que Néstor Soto sometió a Catalina y la mató para garantizar su impunidad

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Néstor Aguilar Soto, de 22 años, fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de Catalina Gutiérrez en Córdoba.

El jurado popular de la Cámara 11ª del Crimen lo encontró culpable de homicidio criminis causae en contexto de violencia de género, lo que significa que asesinó a Catalina para ocultar otro delito y asegurar su impunidad.

La decisión, que fue recibida con aplausos por familiares y amigos de la víctima presentes en la sala, llegó tras cuatro horas de deliberación y luego de un juicio que se extendió por varias semanas.

El presidente del tribunal, Horacio Carranza, explicó de manera clara y accesible el razonamiento detrás del veredicto. Detalló cómo Soto ejerció una "sutil dominación" sobre Catalina, escalando desde enojos y discusiones hasta la violencia física que culminó en el asesinato.

Carranza describió cómo Soto golpeó a Catalina hasta dejarla inconsciente y luego la mató para evitar ser descubierto, priorizando su "vida perfecta" por sobre la vida de la joven. El juez destacó la inusual calma y respeto con la que la audiencia recibió la sentencia, en contraste con reacciones violentas observadas en otros casos similares.

La sentencia incluyó también una condena por lesiones leves en contexto de violencia de género. La decisión sobre las calificantes del homicidio –contexto de género y matar para procurar impunidad– fue tomada por mayoría del jurado popular.

Los alegatos y el pedido de justicia de la madre

Previo a la deliberación del jurado, el fiscal Marcelo Sicardi solicitó la prisión perpetua, argumentando que se trató de un femicidio cometido para garantizar la impunidad. El querellante, Carlos Hairabedian, coincidió con el pedido de pena máxima, pero solicitó que se considere la alevosía como agravante.

La defensa, a cargo de Ángela Burgos, pidió una pena de hasta 25 años de prisión por homicidio simple. Antes del cierre del debate, la madre de Catalina, Eleonora Vollenweider, se dirigió a Soto, reprochándole haber destruido su familia y confrontándolo con el dolor de la pérdida irreparable de su hija.

El perfil de un manipulador y femicida

Carranza describió a Soto como un manipulador que ejercía control sobre las mujeres a través de la culpa. Señaló que Catalina no fue la única víctima de este patrón de conducta, pero sí la única que no logró escapar de su influencia.

El juez relató cómo la dominación psicológica de Soto escaló a la violencia física, culminando en el asesinato de Catalina. Explicó que Soto, probablemente enamorado de Catalina y celoso de su novio, la golpeó violentamente tras una discusión y luego la mató para ocultar su crimen.

Finalmente, Carranza dejó una reflexión para los jóvenes presentes en la sala: "La clave es que el rótulo de ‘mejor amigo’ es para que yo me sienta con más deberes y no con más derechos". Una frase que resume la distorsión de poder y la violencia que caracterizaron el accionar de Soto y que llevaron al trágico femicidio de Catalina Gutiérrez.





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