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| MOTOSIERRA EN DEÁN FUNES: Agustin Vanella renunció a su sueldo político y sale a la cancha en modo Milei |
UNA DECISIÓN QUE SACUDE EL ESCENARIO LOCAL
El actual director de Juventud de Deán Funes, Agustín Vanella, pateó el tablero político al presentar este martes 11 de marzo de 2025 una nota formal a la intendencia de la ciudad, renunciando por completo a su dieta como funcionario político activo.
UN GOLPE AL SISTEMA EN MODO LIBERTARIO
En un diálogo exclusivo con Bohemio Express, Vanella reveló que su drástica decisión responde a la ola de críticas y ataques políticos que ha recibido en las últimas semanas, debido a sus múltiples roles profesionales fuera del ámbito público. Asegura que, lejos de responder con palabras, prefiere hacerlo con acciones, dejando en claro que su compromiso con la gestión es genuino y no un negocio personal.
Pero esto no es todo. Su postura encarna además a un cambio de paradigma generacional, alineado con las nuevas ideas libertarias que han tomado fuerza en la Argentina, especialmente tras la llegada de Javier Milei a la presidencia. Cada vez más jóvenes están desplazando las viejas estructuras políticas, apostando por una gestión basada en la meritocracia, la transparencia y la reducción del gasto público.
UN HITO POLITICO EN LA HISTORIA DE DEÁN FUNES
Con este impactante anuncio, Vanella se convierte en un funcionario (además de ser joven) en la historia moderna de Deán Funes que renuncia voluntariamente a su salario público, algo aún inédito en el siglo XXI en la ciudad. Desde ahora, trabajará sin cobrar un solo peso hasta la finalización de su mandato en el año 2027, dedicándose de lleno a proyectos por pura convicción colaborando con merenderos, escuelas, centros de estudiantes, escuchando las inquietudes juveniles y de grandes aspectos para un cambio generacional que se aproxima.
Mientras algunos lo aplauden como un gesto de grandeza y transparencia, otros se preguntan si no se trata de una jugada política para reposicionarse dentro de la arena pública. ¿Es Vanella el pionero de una nueva era en la política local? ¿O solo otro capítulo de la eterna grieta?